Film ambientado en los primeros
años del siglo XX, cuando el cine era un arte que crecía a ritmo acelerado, buscando
un lenguaje que le permitiera contar historias para mantener al publico
adherido a sus butacas.
Esta película no solamente esta
ambientada a finales de los años 20 y principios de los 30, sino que también
utiliza el lenguaje desarrollado por el cine hasta ese entonces. Un lenguaje "limitado"
ya que el sonido, que estaba aún por afianzarse como nuevo código, es el elemento
ausente en El Artista, y además se convierte en el factor principal que lleva
al protagonista de este relato a debatirse entre la vida y la muerte. El uso de
los intertítulos y la música eran los principales elementos complementarios de
la imagen. Podemos hablar ahora, que han pasado, más de 100 años desde la
llegada del tren de los hermanos Lumière de una estetica de "Cine
Silente", de la que Michel Hazanavicius (guionista y director) hace
uso para contarnos su historia. Se podría pensar que esta decisión fue una
inteligente estrategia para la promoción y venta del film, más todavía si
tomamos en cuenta que The Weinstein Company (El Discurso del Rey) está detrás.
Sin embargo, a pesar de haber logrado varios premios, entre ellos: Premio al
Mejor Actor en Cannes (Jean Dujardin) y el Oscar a Mejor Película, las expectativas en taquilla
no se han cumplido. ¿Quién quiere ir a ver, en esta era de Avatar, y las películas que puedes descargar con un código desde la internet en la
comodidad de tu casa, para luego verlas en un ipad, un film de la década de los
20?
Sin embargo, luego de haber asistido
a su proyección en CINE, puedo decir que la importancia de este film va mucho
más allá de su singularidad narrativa, ya que se adentra y a la vez se aleja de
una mera "estética" para convertirse en una obra con identidad
propia, ACTUAL, que rechaza los códigos del presente. A pesar de esto
hipnotiza con su esencia puramente cinéfila, dejando una estela que enamora al
espectador y lo enfrenta consigo mismo en la primera escena del film,
obligándolo a preguntarse ¿Qué era el cine? y ahora ¿Qué es? o en ¿Qué se ha
convertido?
El Artista nos devuelve a su
época, nos permite imaginar y sentir lo que fue o habría sido ver un film de
Chaplin, Méliès, Griffith, Micheaux, Buñuel, Gance o muchos otros, en la
pantalla grande, en su Aspect Ratio original (4:3) y palpar así en lo más
profundo, la textura del celuloide, benditos defectos de la química. Es dentro
de esta visión romántica donde El Artista se hace inmenso, haciendonos creer
que estamos viviendo un sueño, el sueño de Gil en Media Noche en París (Woody Allen), en el
que miramos al pasado con añoranza,
con el deseo de que reemplace nuestro inmundo presente. La diferencia con Gil,
en este caso, es que no es un sueño, Michel Hazanavicius, nos permite acariciar
ese retorno, de un Hollywood que recicla efectos (3D) y películas (El Rey León,
Titanic, Star Wars), a la esencia de este arte que quizá agoniza y desesperado
avanza hacia el pasado para regenerarse y renacer como ARTE, como el SEPTIMO
ARTE.